El hipo es un trastorno del ritmo respiratorio. La respiración normal se interrumpe por una contracción brusca del diafragma que produce una rápida entrada de aire. El diafragma es un músculo que separa el tórax del abdomen, durante la inspiración desciende para permitir que los pulmones se llenen de aire y durante la espiración se eleva para que lo expulsen.
Muy poco tiempo después de la contracción del diafragma (unos 25 milisegundos) se produce el cierre de las cuerdas vocales (glotis), lo que controla el paso de aire y produce el ruido característico del hipo.
El hipo es un reflejo involuntario, controlado por un centro nervioso que se encuentra en la médula espinal cervical. A ese centro nervioso llega la información de 3 nervios distintos: nervio frénico, vago y simpáticos torácicos. El territorio del que recogen estímulos estos nervios va desde el oído medio, pasando por el cuello y el tórax, hasta la cavidad abdominal.
Cuando el territorio de uno de los tres nervios se irrita mecánica, química o inflamatoriamente, esta información llega al centro del hipo. El centro se estimula y envía la orden de contraerse a los músculos inspiratorios (diafragma e intercostales) y a los músculos de las cuerdas vocales, y así se desencadena el ataque de hipo.
No se conoce la función de este reflejo, aunque es posible que tenga una función en la maduración del pulmón del niño dentro del útero de su madre.
El hipo generalmente es intrascendente, algunas de sus posibles causas son: la distensión gástrica (después de una comilona, por ejemplo), el alcoholismo; aunque casi siempre es de causa desconocida y cesa con maniobras comunes (beber agua de un vaso al revés, aguantar la respiración, un buen susto o lo que a ti te funcione mejor). En contadas ocasiones es un hipo persistente y rebelde a estas maniobras, en este caso es posible que la causa del hipo sea grave y se recomienda acudir al médico.
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