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miércoles, 29 de mayo de 2013

Qué es el déficit de atención

Déficit de atención

DÉFICIT
El termino “déficit” implica ausencia o carencia de aquello que se juzgue como necesario (Diccionario de la lengua española, 1988).
En Psicología el “déficit” denota carencia o ausencia de habilidades, destrezas y capacidades, relacionadas a un área determinada del funcionamiento del individuo.
En el plano aplicativo el término “déficit” suele estar comúnmente relacionado  con palabras como: deficiencia, insuficiencia, limitaciones y discapacidades.
Al respecto la Organización Mundial de la Salud (1992) señala que la deficiencia es toda pérdida o anormalidad de una estructura o función, mientras que discapacidad es la ausencia o restricción de  la capacidad de realizar una actividad dentro del rango que se considera normal para el ser humano, esto es consecuencia de la deficiencia.
Sin embargo, se hace necesario diferenciarlo de “dificultades” o “defectos”, pues estos términos son populares y muy generales y no se limitan a señalar solo las carencias, sino también los excesos, mientras que el “déficit” designa únicamente ausencias, carencias e insuficiencias de algo considerado como necesario para su funcionamiento adecuado.
Cabe resaltar que en la mayoría de diccionarios psicológicos y pedagógicos no se hace mención al “déficit”, generalmente este término es asociado a otros constructos o funciones para explicar deficiencias, carencias y ausencias de las mismas.


DÉFICIT DE ATENCIÓN
Operacionalmente el déficit de atención es la ausencia, carencia o insuficiencia de las actividades de orientación, selección y mantenimiento de la atención, así como la deficiencia del control y de su participación con otros procesos psicológicos, con sus consecuencias específicas.
Desde el punto de vista neurológico, se asume que el Déficit de atención es un trastorno de la función cerebral en niños, adolescentes y adultos, caracterizados por la presencia persistente de síntomas  comportamentales y cognoscitivos como la deficiencia atencional, la hiperactividad y la impulsividad (Pineda, Henao, Puerta, Mejía, Gómez, Miranda, Rossellí, Ardila, Retrespo, Murillo, y el grupo de Investigación de la Fundación Universidad de Manizales,1999).
La Sociedad Española de Neurología (1989) señala que el Déficit de Atención se caracteriza por los mismos síntomas del Síndrome Hipercinético, con exclusión de síntomas derivados de la hiperactividad; es decir son síntomas derivados de la falta de atención, no debidos a retraso mental grave, trastornos afectivos ni esquizofrenia.
Ardila y Rosselli (1992) mencionan al déficit de atención como defectos atencionales, y proponen que estos son provocados por lesiones cerebrales, es esencial encontrar: insuficiencias en el nivel de alerta, fluctuaciones de la atención, defectos de la concentración e impersistencia motriz, tales defectos son especialmente evidentes en caso de patologías de los lóbulos frontales  y es usual encontrarlos en pacientes que hayan sufrido trastornos craneoencefálicos.
Cabe resaltar que en los manuales de diagnostico de trastornos mentales y del comportamiento: CIE-10 y DSM-IV, el Déficit de atención no es definido operacionalmente. En el CIE-10 el déficit de atención es considerado como síntoma de un trastorno hipercinético; mientras que el DSM IV considera al déficit de atención como un síntoma del trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
La Organización Mundial de la salud (1992) señala que los déficits de atención se ponen de manifiesto cuando los chicos cambian  frecuentemente de una actividad a otra dando la impresión que pierden la atención en una tarea porque pasan a entretenerse en otra.
La Asociación de Psiquiatría Americana (1995) a través del manual diagnostico de trastornos mentales y del comportamiento (DSM-IV) indica que las personas con déficit de atención o desatención se caracterizan por:
 -  No prestar suficiente atención a los detalles, por lo que se incurre en errores en tareas escolares o laborales.
 -  Presentar dificultades en mantener la atención en tareas y actividades lúdicas.
 -  Dar la impresión de no escuchar cuando se le habla directamente.
 -  No seguir instrucciones y no finalizar tareas y obligaciones.
 -  Presentar dificultades en organizar tareas y actividades.
 -  Evitar actividades que requieran de un esfuerzo mental sostenido.
 -  Extraviar objetos de importancia para tareas o actividades.
 -  Ser susceptibles a la distracción por estímulos irrelevantes.
 -  Ser descuidado en las actividades diarias.

MEDICIÓN DEL DÉFICIT DE ATENCIÓN
Como ha sido señalado anteriormente, diversos autores consideran que el déficit de atención presenta características  comportamentales y/o cognoscitivas, aunque difieren en algunos aspectos.
Dado que la atención tiene una serie de manifestaciones tanto fisiológicas, motoras, cognitivas, y que el déficit atencional desfavorece el buen rendimiento del individuo  en contextos como la familia, escuela y la comunidad, es que se han desarrollado instrumentos que contribuyen a su detección y medición en el área psicológica, neurológica y pedagógica.


MEDICIÓN PSICOLÓGICA
La labor del Psicólogo consiste en determinar las áreas que se encuentren en déficit en el individuo a fin de contribuir con su  desarrollo. De esta manera, en casos de personas que presenten déficit en la atención, el profesional deberá realizar un examen psicológico completo e indagar sobre los factores ambientales y personales intervinientes con la finalidad de considerar el apoyo de otros profesionales.

A la actualidad no contamos con un instrumento exclusivo para medir aisladamente la capacidad de atención, motivo por el cual es indispensable el uso de sub-escalas de pruebas que midan otras funciones y que nos otorguen elementos necesarios y suficientes para determinar la actuación de algún componente atencional en dichos instrumentos.
Respecto a la evaluación con pruebas neuropsicológicas, Ardila et al.(1997) afirma que los problemas de atención pueden interferir en el adecuado desempeño del sujeto en estas pruebas, por lo que se debe evitar las sesiones prolongadas superior a 45 minutos, siendo necesario incluir recesos, pues la fatiga incrementa los defectos atencionales en personas que ya la tienen. Así mismo se considera que el grado de atención de un individuo es estudiado desde el momento que comienza la entrevista, durante su desarrollo y a través de un interrogatorio directamente dirigido a este objetivo (Celada y Cairo, 1990).
La observación conductual de la atención se hace necesaria, y consiste en analizar sus manifestaciones conductuales, aunque la observación de conductas de falta de atención puede ser insuficiente, esta se apoya en técnicas complementarias como la entrevista y la aplicación de escalas y cuestionarios para ser contestados por el mismo individuo o por otras personas allegadas a el, siendo en este caso una estrategia de evaluación indirecta (García, 1997). Aunque  gran parte de las escalas no cuentan con parámetros de evaluación objetiva de la atención, pues se dirigen también a la cuantificación de otras conductas como la hiperactividad, impulsividad, agresividad, etc.

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